Alonso Mendoza

It is with profound sadness that we announce the passing of our beloved son, father and friend, Alonso Mendoza on April 4, 2025. He fought a courageous battle with cancer but ultimately succumbed to the illness surrounded by his loving family.

Born on September 13, 1974, in Anahuac, Chihuahua to Jose and Bertha Mendoza, Alonso came to the United States with his family, settling in Hobbs, New Mexico at a young age and calling it home.

As a child, he was deeply attached to his mother and unwilling to fall asleep until she did. Bedtime wasn’t really about sleep; it was sketchbook time. With his happiest moments being picnics at Humble Park. And Halloween? Dressed as Dracula, because- let’s be honest- He had the hair for it!

As a teen, he picked up a skateboard like it was second nature, just a way to kill time at first, but pretty soon it was his thing. He started mastering tricks like the no comply, the ollie north, and kick flip! He was so smooth at turning that stretch of plain pavement into his stage. You couldn’t go to the Broadmoor shopping center without hearing somebody mentioning his name.

He carried that kind of ego that bloomed late. The once shy kid who’d shrink away from any conversation grew into a man who couldn’t leave a room without making sure everyone knew just how handsome and clever he was. Confidence turned into performance. Now if you didn’t get him, he would explain…. You’d have to walk away.

In his younger days, he’d made choices that left him questioning himself, but instead of letting those regrets root him in place, he turned them into lessons. In the oilfield, he found his niche: the steady rhythm of the pumps and the grit of the soil beneath his boots. Off the clock, he became the pillar of his family’s support. When his own health faltered and the diagnosis arrived, he refused to retreat into fear. Instead, he carved out moments that mattered most.

He’d watch Rocio with his mother sharing inside jokes at every twist in the plot. He’d take long walks through Green Meadow Lake with his father, the two of them side by side, trading memories and hopes for those yet to come. Watching Mortal Kombat tournaments on YouTube with brother Xavier until sunrise. He’d laugh and cry with Glow Linda, friend for over twenty years, recalling the good and bad times. Frequently, he made his way to the cemetery, kneeling at Davan’s graveside to speak softly to the boy he’d lost—telling him about the new song Vesscilia had learned.

Through every drill, every diagnosis, every victory and setback, he carried no regret, only gratitude for the lessons of his past and the love that supported him through his final days.

He is survived by parents, Jose and Bertha Mendoza, of Hobbs, New Mexico; daughter, Vesscilia Mendoza of Hobbs, New Mexico; two brothers, Jesus Mendoza of Juarez Chihuahua, Xavier Mendoza of Hobbs; family members include, Olivia and husband Gracino Quecada of Hobbs, Tanis Olivas of Mexico, Gabi Mata of Hobbs, Elvida Mendoza and husband Poncho Mata of Mexico, Yanet Mata of Hobbs, Rosa Mendoza and husband Vlas Mendoza of Hobbs, Christina Mendoza and husband Cesar of Lovington, Socorro Olivas and husband Alfredo of Odessa Texas and Chacha Olivas and husband Joaquin of Odessa and Alejandra Mendoza of Hobbs.

Proceeded in death by paternal grandparents Benito Mendoza and Anna Moreno, of Mexico ; maternal grandparents Antonacio Olivas and Socorro Bernard of Mexico; son Davan Perales Mendoza of Hobbs N.M.

Es con profunda tristeza que anunciamos el fallecimiento de nuestro amado hijo, padre y amigo, Alonso Mendoza, el 4 de abril de 2025. Luchó una valiente batalla contra el cáncer, pero finalmente sucumbió a la enfermedad rodeado de su amada familia.

Nacido el 13 de septiembre de 1974 en Anáhuac, Chihuahua, hijo de José y Bertha Mendoza, Alonso llegó a los Estados Unidos con su familia, estableciéndose en Hobbs, Nuevo México a una edad temprana y llamándolo hogar.

Cuando era niño, estaba profundamente apegado a su madre y no estaba dispuesto a quedarse dormido hasta que ella lo hiciera. La hora de acostarse no se trataba realmente de dormir; Era la hora del cuaderno de bocetos. Sus momentos más felices son los picnics en Humble Park. ¿Y Halloween? Vestido como Drácula, porque, seamos honestos, ¡tenía el cabello para eso!

Cuando era adolescente, tomó una patineta como si fuera una segunda naturaleza, solo una forma de matar el tiempo al principio, pero muy pronto se convirtió en lo suyo. Comenzó a dominar trucos como el no comply, el ollie north y el kick flip! Era tan hábil para convertir ese tramo de pavimento liso en su escenario. No podías ir al centro comercial Broadmoor sin escuchar a alguien mencionar su nombre.

Llevaba ese tipo de ego que floreció tarde. El chico tímido que se alejaba de cualquier conversación se convirtió en un hombre que no podía salir de una habitación sin asegurarse de que todos supieran lo guapo e inteligente que era. La confianza convertida en rendimiento. Ahora, si no lo conseguías, él te explicaba... Tendrías que irte.

En sus días de juventud, había tomado decisiones que lo dejaron cuestionándose a sí mismo, pero en lugar de dejar que esos arrepentimientos lo arraigaran, los convirtió en lecciones. En el campo petrolero, encontró su nicho: el ritmo constante de las bombas y la arenilla de la tierra bajo sus botas. Fuera del horario laboral, se convirtió en el pilar del sostenimiento de su familia. Cuando su propia salud flaqueó y llegó el diagnóstico, se negó a refugiarse en el miedo. En cambio, creó los momentos que más importaban.

Veía a Rocío con su madre, compartiendo chistes internos en cada giro de la trama. Daba largos paseos por el lago Green Meadow con su padre, los dos uno al lado del otro, intercambiando recuerdos y esperanzas para los que estaban por venir. Viendo torneos de Mortal Kombat en YouTube con su hermano Xavier hasta el amanecer. Reía y lloraba con Glow Linda, amiga desde hacía más de veinte años, recordando los buenos y los malos momentos. Con frecuencia, se dirigía al cementerio, arrodillándose junto a la tumba de Davan para hablar en voz baja con el niño que había perdido, contándole sobre la nueva canción que Vesscilia había aprendido.

A través de cada simulacro, cada diagnóstico, cada victoria y cada revés, no se arrepentía, solo gratitud por las lecciones de su pasado y el amor que lo apoyó durante sus últimos días.

Le sobreviven sus padres, José y Bertha Mendoza, de Hobbs, Nuevo México; hija, Vesscilia Mendoza de Hobbs, Nuevo México; dos hermanos, Jesús Mendoza de Juárez Chihuahua, Xavier Mendoza de Hobbs; Los miembros de la familia incluyen a Olivia y su esposo Gracino Quecada de Hobbs, Tanis Olivas de México, Gabi Mata de Hobbs, Elvida Mendoza y su esposo Poncho Mata de México, Yanet Mata de Hobbs, Rosa Mendoza y su esposo Vlas Mendoza de Hobbs, Christina Mendoza y su esposo César de Lovington, Socorro Olivas y su esposo Alfredo de Odessa Texas y Chacha Olivas y su esposo Joaquín de Odessa y Alejandra Mendoza de Hobbs.

Precedido en la muerte por los abuelos paternos Benito Mendoza y Anna Moreno, de México; abuelos maternos Antonacio Olivas y Socorro Bernard de México; hijo Davan Perales Mendoza de Hobbs, N.M.